sábado, 16 de mayo de 2009

Calvin & Hobbes hablan de Derecho

¡Hola!

Visto el éxito de la entrada sobre el parlamento europeo he decidido cambiar de tercio y cumplir una promesa que hice en uno de los primeros posts: comentar una tira de Calvin y Hobbes. Me figuro que todos sabéis quienes son: un niño de 6 años con su tigre de peluche que cobra vida. Sus tiras son geniales y casi todas se pueden leer en un doble nivel: la gracia de la situación y el nivel filosófico, por así decirlo. Hace días que tengo localizada una tira pero no me he decidido a escanearla hasta hoy. Ahí va.

- Querido Papá Noel: Antes de que juZgues Mi vida, quiero saber quien te hA nombrado dueño de mi desiNo. ¿Quién eres tú para juzgar mi conducta, eh? ¿Quien te ha dado ese derecho?
- Papá Noel fabrica los juguetes, así que decide a quien dárselos y a quién no.
-Oh. Tengo que preparar mi apelación.


Podría dedicarme a colgar tiras geniales de este par y tendría material para ratos, pero como esto es un blog sobre derecho y como no nos interesa aprovecharnos demasiado del copyright de Mr. Bill Waterson con esta bastará por hoy. Centrandonos en el tema: ¿Qué tiene que ver papá noel con el derecho?

Bueno, quizás vosotros mismos os hayáis preguntado alguna vez lo mismo que Calvin, solo que en lugar de pensar en Papá Noel pensáis en el Estado. Nah, es broma, hay que ser muy friki para extrapolar un comic a una teoría del poder del Estado, pero bueno, no en vano llevo cuatro años en la facultad. Así pues, ¿quién ha nombrado al Estado dueño de nuestro destino? ¿Quién es el Estado para juzgar nuestras conductas?

La respuesta más extendida vendría a ser la del "contrato social" (idea de Hobbes ya en el s.XVII), por la que los individuos "firman" un acuerdo con el Estado. En este contrato el individuo cede su derecho a la autotutela (el uso de la fuerza, básicamente) y se compromete a contribuir al sostenimiento del país (mediante los impuestos) a cambio de seguridad y unos servicios mínimos que ofrece el Estado. Además, los individuos nos comprometemos a seguir "las reglas del juego", que en breve, vendrían a ser las normas que provienen del Estado. Hay 7 u 8 teorías sobre si hay que seguir o no las órdenes del Estado y 40 o 50 páginas en el libro de Vilajosana sobre filosofía del derecho, y a este blog realmente es lo que le falta. Quedaos con esta idea más o menos abstracta: a cambio de seguridad, escuelas, carreteras y hospitales, el Estado se reserva la potestad de juzgar nuestras conductas cuando estas son contrarias a las reglas del juego.

Ahora bien, desde la revolución francesa se han ido poniendo límites a lo que el Estado puede juzgar o no y hasta que punto puede "controlar nuestro destino". Uno de ellos es que no juzgue la misma persona que hace las leyes, de ahí la división entre parlamento y poder judicial. Otro es el reconocimiento de un ámbito privado en el que el Estado no tiene derecho a entrar: llamadlo intimidad, creencias o convicciones. Además tenemos al omnipresente "Estado de Derecho" que nos ofrece ciertas garantías "formales", es decir, no tanto sobre qué se puede hacer como cómo se tienen que hacer (vid. el artículo 9.3 CE).

En cualquier caso, el símil más fácil sea el pedir una beca o una subvención. Como el dinero es del Estado, él puede fijar las condiciones.

Menuda ida de la olla, algo así sólo se me pasa a mí por la cabeza...

¡No dejéis de leer a Calvin & Hobbes, son horas de diversión garantizadas!

¡Pronto más!

2 comentarios:

  1. Wao! Después de pelearme media hora con el código html he conseguido hacer lo de los posts más ancho para que se pudiera ver la tira completa!

    yahoo!

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  2. Aún recuerdo mi primer Calvin & Hobbes, una de las pocas cosas realmente buenas que me aportó pedir libros a Scholastic cada año. Eso y paciencia, porque para cuando llegaban los libros ya no recordaba lo que había pedido.

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