miércoles, 18 de marzo de 2009

A cuento de la proporcionalidad...

Hola a todos,

Hoy, a diferencia de lo que vengo haciendo, con más o menos éxito, desde que cree este blog, no me voy a ceñir a unos pocos párrafos, aunque debéis saber que esto tiene su razón de ser, como veréis más adelante. Por otro lado, no quiero romper la regla de hablar de cosas de derecho, de modo que voy a intentar relacionar el siguiente relato con una figura de gran importancia en el Derecho: la proporcionalidad. Y ya puestos, para dar una vuelta más a la tuerca, os voy a introducir muy por la tangente en el mundo de la sentencia. La estructura de cualquier sentencia se compone básicamente de tres partes: los antecedentes de hecho, los fundamentos jurídicos y el fallo. Permitidme, pues, exponeros los antecedentes de hecho, es decir, el relato fáctico de lo que ha ocurrido hoy.

Muy resumidamente vendría a ser lo siguiente: Al salir de la biblioteca de la facultad de filosofía y letras de la UB tras una árdua tarde de estudio de Derecho Internacional Privado II (¿alguien recuerda el reenvío?), he visto que unos cuantos estudiantes se dirigían hacia la pl. Universidad para sumarse a la "concentración" convocada para protestar por los incidentes de la mañana. En estas estaba yo, algo tocado por el tema del estudio, cuando he decidido quedarme por ahí para ver cómo se desarrollaban los acontecimientos. Tal y como era previsible, la concentración se ha convertido en manifestación a la de 3 y todos los estudiantes allí reunidos se han lanzado por pelayo y venga, a hacer el recorrido típico de las manifestaciones. No ha habido más incidentes que los de siempre (intentar bajar por las ramblas, etc...) hasta el final.

(Permitidme hacer un inciso para destacar que muchos de los enfrentamientos con los mossos son para hacerse la foto de turno, cosa que no voy a entrar a valorar.)

Pues bueno, el final ha sido de traca. Al intentar subir por la C. Jaume I desde Laietana hasta Pl. Sant Jaume la cabecera de la manifestación se ha encontrado con la barrera de mossos de turno, pero bueno se han encarado igual. El caso es que, al suceder esto, los mossos deben haber recibido la órden de disolver la manifestación y se ha armado la de Dior. No se han cortado ni un pelo con las porras oiga, ni que hubiera que amortizarlas. Entre una cosa y otra unos cuantos y un servidor nos hemos quedado atrapados en lo que vendría a ser la entrada del Café di Roma, donde nos han pillado los mossos que estaban barriendo laietana. HOSTIAS COMO PANES, vaya que sí. No he recibido de milagro. A base de golpes nos han sacado de ahí hasta la siguiente bocacalle, donde nos hemos podido dispersar.

Hasta aquí los hechos. Ahora vendrían los fundamentos de derecho, que en el fondo son la manera de encajar un caso concreto en el sistema jurídico. Aquí más que nada me voy a dedicar a exponer las diferentes ideas, más o menos conectadas con el derecho, que me vienen a la mente tras este pequeño incidente.

Primero. No voy a tirar la casa por la ventana y a pasarme al mundo antisistema. Eso que quede claro. Ahora bien, esto no quiere decir que no se pueda criticar el sistema o, mejor aún, cómo se utiliza el mismo. Dicho esto, vayamos por partes.

El sistema jurídico-político "ideal", tal y como yo lo entiendo, se fundamenta en ciudadanos libres para elegir cómo rigen sus propias vidas, que piensan lo que quieren, creen en lo que quieren y votan a quien prefieren. Todo esto está recogido en la Constitución, y merece la pena traer a colación su artículo 21: "Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho no necesitará autorización previa." Por mucho que para las manifestaciones en la calle se requiera comunicación y que puedan ser disueltas por motivos de peligro contra bienes o personas, esto no significa, a mi juicio, que una manifestación no comunicada previamente merezca directamente la consideración de peligrosa. Aunque el derecho de reunión es el más obviamente conectado con lo de hoy hay más derechos afectados: la presunción de inocencia (¿sólo por el hecho de estar allí nos merecíamos todos que nos zurraran?), por ejemplo. Sobre esto podríamos discutir más o menos, pero en cualquier caso llegaríamos a mi siguiente crítica que a su vez da título a este post: la proporcionalidad.

La proporcionalidad es un concepto recurrente en el Derecho. Se ve mucho en Derecho penal (las penas tienen que ser proporcionales al delito), y, en general, en todo aquello que supone causarle un daño a un derecho ajeno. La legítima defensa debe ser proporcional, por ejemplo. También debe ser proporcional el uso de la fuerza por parte de la policía a la hora de controlar o disolver una manifestación, hecho que, viendo como cascaban al de delante, cuesta de ver en este caso concreto. Desconozco cuántas furgonetas de mossos había hoy en la mani, pero 50 las había fácil. ¿Hacen falta? Por mucho que se produzcan disturbios, cosa que en absoluto justifico, ¿es proporcional disolver la manifestación a golpe de porra indiscriminado? Esto es como cuando tienes que resolver un caso práctico y no lo ves nada pero nada claro... Eso que lo miras bien y dices... ufff, ¿seguro?

Ya para ir terminando, dejadme hablar un momento de la Administración. Empezaré con dos citas: mi profesor de Derecho Administrativo I y II no se cansaba de repetir "La administración es poder". Si a esto le sumamos la célebre máxima de Max Weber según la cuál "El Estado tiene el monopolio de la violencia legítima" tenemos ante nosotros un bonito cuadro. Nunca se ve tan claramente que la Administración has got the powa como cuando salen los antidisturbios a la calle. O el ejército, como en Italia. En principio la Administración persigue el interés general, aunque teniendo como tiene tantas prerrogativas (recaudación de impuestos, multas, etc...) se vió que era mejor llevarla con las riendas cortas. Se diseñan así límites a la actuación administrativa que, en principio, aseguran que se realiza efectivamente lo mejor para el interés general: el principio de legalidad, el control judicial de la administración, el defensor del pueblo, etc, etc, etc. El principio de proporcionalidad viene de serie en todos estos mecanismos, al menos en teoría.

Dicho esto, me cuesta mucho ver cómo la actuación de los mossos de hoy protege el interés general, el órden público y el buen funcionamiento de la sociedad. Viendo a los mossos parece mucho más fuerte el instinto de cascar al del palestino que el de mantener la pax social. ¿Dónde por el camino se quedó el interés general? ¿De veras la única conexión es que los mossos se rigen por reglamentos que están subordinados a leyes que han aprobado nuestros representantes electos?

Visto lo visto me parece necesario buscar la manera de que las libertades públicas que se nos garantizan no se vean reducidas a la nada en pos de un interés general que al fin y al cabo no es más que el sadismo de alguien que tiene "el derecho" de ejercer la violencia y a quien no se le debería haber dado una porra (por no hablar de una pistola) de buen comienzo.

Yo no lo he vivido, pero no creo que sea muy distinto el chute de adrenalina de verte a los mossos encima al de verte encima a los grises. Ya diréis.

Con esto os dejo y me voy a leer La venganza de Don Mendo, que me calma el espíritu.

Adéu!

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1 comentario:

  1. Esto de Don Mendo me debe estar afectando de veras... he hecho rimar las etiquetas sin saberlo.

    "MENDO.- No os aburriréis;
    os propongo, si queréis,
    jugar a las siete y media.

    MAGDALENA.– ¿Y por qué marcó esa hora
    tan rara? Pudo ser luego...

    MENDO.– Es que tu inocencia ignora
    que a más de una hora, señora,
    las siete media es un juego."

    Que mítico. No entiendo cómo la gente no se parte al oír algo así.

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